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«En los últimos veinte o treinta años, existen muy pocas monografías psiquiátricas que hayan alcanzado una importancia tan fundamental y sigan tan vigentes como el presente libro de Kretschmer», escribió Kurt Schneider en 1927. Sin ignorar el peso de la herencia, Kretschmer analizó la relación entre el carácter, la vivencia y el ambiente en un determinado tipo de enfermos mentales. Apoyándose en una amplia colección de casos clínicos, aclaró la psicogénesis y el desarrollo de un trastorno no identificado hasta entonces, al que denominó «delirio sensitivo de referencia».
El autor de la célebre descripción de los tipos leptosomático, pícnico y atlético (realizada en la obra posterior Constitución y carácter) intentó aquí hacer comprensible una psicosis, y con ello accesible a la psicoterapia. Por eso pudo afirmar Jacques Lacan que este libro supuso un auténtico puente entre la psiquiatría clínica y la investigación psicoanalítica. Por eso pudo Karl Jaspers ver en él algo «imperecedero en la historia de la psiquiatría», «un libro excepcional y de permanente vigencia».
Esta edición recupera la clásica traducción de José Solé Sagarra, minuciosamente revisada y enriquecida con una introducción y un capítulo adicional escritos por Wolfgang Kretschmer tras la muerte de su padre.
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¿Existe la esquizofrenia desde que existe la humanidad, aunque sea oculta durante siglos bajo nombres como «insania», «manía» o «enajenación»? ¿Se trata de una nueva enfermedad aparecida en torno al año 1800?
El autor de este libro defendió enérgicamente la segunda hipótesis y participó en una importante polémica que no logró resolver la cuestión, pero sí dio lugar a sugerentes reflexiones sobre la historia y naturaleza de la enfermedad mental.
La tesis de que la esquizofrenia es una enfermedad históricamente nueva se vinculó a la de su etiología vírica. Este hecho ilustra el doble sentido del título El origen de las enfermedades mentales: las aportaciones de la epidemiología histórica se vinculan a la investigación sobre las causas para intentar aclarar la génesis de la enfermedad. Esta obra es una brillante reflexión de un maestro de la psiquiatría inglesa sobre el interés que tiene para los clínicos actuales el estudio histórico de la evolución de las enfermedades y de las ideas médicas sobre ellas. Desde el origen de la esquizofrenia a la evolución de la terminología psicopatológica, y desde los trastornos que aparecían en los viejos manicomios hasta la teoría de la locura masturbatoria, Hare nos ofrece un excelente ejemplo de historia de la psiquiatría realizada por un clínico y orientada al servicio de la práctica.
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El psicoanálisis es el primer libro sobre este tema escrito por un autor español, Joaquín Gimeno Riera (1877-1945), que era entonces subdirector del Hospital Psiquiátrico Provincial de Zaragoza y formó parte, poco después, de los primeros consejos directivos de la Asociación Española de Neuropsiquiatras y de la Liga Española de Higiene Mental.
La obra, que fue iniciada en 1913 y finalizada en 1921, ha permanecido inédita hasta hoy, cuando ha sido posible estudiar y editar el manuscrito, conservado y transmitido por catedráticos de psiquiatría en la Universidad de Zaragoza. Su texto resalta el papel de Freud, al que califica de «ilustre» profesor de Viena como autor, maestro y «apóstol» de la nueva doctrina y al que brinda su «homenaje de gratitud y de admiración». Pasada la hostilidad y los primeros ataques despiadados con que se recibió al psicoanálisis, la defensa de sus ideas se le antoja superflua. «Se defiende por sí mismo» -afirma-, avalado por la «importancia teórica y práctica» que le es reconocida en todo el mundo, sus conocimientos incorporados en gran parte a la medicina y su influencia creciente sobre diversas ramas del saber. Se trata de una «ciencia nueva» que constituye un «indiscutible progreso» pero a la cual «no se le puede pedir que lo explique todo».
El motivo impulsor de Gimeno Riera para escribir este libro -claramente innovador para la bibliografía española- era un intento de despertar interés hacia los estudios de esta especialidad con la confianza entusiasta de que podía enriquecer la investigación psicológica pura.
Este libro trata de ofrecer una recopilación antológica de los mejores psicoanalistas, aspectos históricos del psicoanálisis así como una interpretación de su método con el objetivo claro de interesar al lector en aquella incipiente disciplina.
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Lantéri-Laura, un clásico vivo de la psiquiatría francesa, realiza en esta obra una recapitulación de las grandes líneas teóricas de la psicopatología cuya evolución histórica ilumina el sentido de términos como enfermedad mental, síndrome o estructura. Esta obra introduce en la serie «Historia y Teoría de la Psiquiatría» la reflexión genealógica sobre las grandes cuestiones básicas de la psicopatología actual, lo que complementa la recuperación de obras ya clásicas de la psiquiatría del siglo veinte.
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La ingente obra de Henri Ey (1900-1977) supuso la culminación de la mejor tradición psiquiátrica francesa. Partiendo de las ideas jacksonianas sobre los diferentes niveles de desintegración funcional del sistema nervioso, Ey desarrolló una teoría psiquiátrica propia que denominó «órgano-dinamismo».
A raíz de un curso sobre los delirios impartido en Madrid en 1949, Henri Ey redactó esta excelente monografía (publicada originalmente en español) en la que abordó el problema nuclear de la psicopatología. Con un estilo expositivo tan personal como brillante, plasmó en estos Estudios sobre los delirios toda la cultura psiquiátrica y la originalidad que acabarían por consagrarle como uno de los clásicos de la psiquiatría del siglo XX.
Esta edición revisada, además de una presentación biográfica y otra conceptual (realizadas por sus discípulos Jean Garrabé y Humberto Casarotti) incluye como apéndice la conferencia titulada «Los delirios» (1959), con la que Ey presentó en Latinoamérica sus ideas básicas sobre el tema diez años después del curso madrileño.
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Desde su publicación original en 1958 esta obra fue inmediatamente reconocida como uno de los grandes hitos de la investigación sobre la enfermedad mental más importante y característica del siglo XX.
Apoyándose en su amplia experiencia clínica, Conrad realizó un brillante ejercicio teórico orientado a la comprensión psicopatológica del núcleo esencial de un brote esquizofrénico. Los distintos aspectos y fases que supo distinguir en él («trema, apofanía, anastrofé, apocalipsis, consolidación, residuo») se convirtieron en un punto de referencia inexcusable para la psicopatología posterior.
Esta obra mantiene toda su vigencia a los 40 años de su aparición debido a que, prescindiendo de aspectos particulares, parciales o superficiales, supo profundizar con rigor en un análisis global del brote esquizofrénico.
Esta traducción —profundamente revisada— de la obra maestra de Conrad, pone al alcance del lector español un clásico de la psicopatología que es a la vez un texto perfectamente actual.
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En esta original reflexión sobre la clínica de la esquizofrenia, Jakob Wyrsch trató de construir una teoría unitaria y global de la enfermedad, partiendo de la descripción fenomenológica de sus síntomas y aspirando a una concepción capaz de integrar sus múltiples dimensiones, desde las puramente biológicas hasta las profundamente personales.
Apoyándose en la psiquiatría clínica, la antropología y la filosofía, Wyrsch tomó de Max Scheler la noción de «persona» entendida como «centro desde el cual el hombre lleva a cabo los actos a través de los cuales objetiva el mundo, su propio cuerpo y su propia mente». El análisis del conflicto entre la persona del esquizofrénico y su psicosis le permite a Wyrsch profundizar en las manifestaciones del trastorno y desarrollar la tesis de que la esquizofrenia es una enfermedad global de la persona, que no puede descomponerse en elementos. En ninguna otra enfermedad puede encontrarse la transformación que sufren la persona del esquizofrénico y su mundo. Con razón ha escrito Henri Ey que este libro «incita a penetrar hasta lo más profundo de los problemas, tanto de la psiquiatría teórica como de la clínica», por tratarse de «una obra que muestra y demuestra a la vez lo que son un auténtico estudio psiquiátrico y un verdadero psiquiatra».
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La obra del psiquiatra español Bartolomé Llopis(1905-1966) está alcanzando, casi cuarenta años después de su muerte, un prestigio nacional e internacional creciente. Llopis dedicó su vida entera a desarrollar la tesis de que todas las psicosis tienen un núcleo común, lo que él denominaba «síndrome axil común a todas las psicosis». Reivindicó así la antigua tesis de la psicosis única y relacionó los diversos trastornos mentales desde la perspectiva psicopatológica. Su aportación teórica está hoy considerada como una de las más originales y brillantes del pensamiento psiquiátrico español.
Pero el pensamiento de Llopis no es sólo una hermosa pieza de arqueología psiquiátrica, sino un estímulo para la reflexión acerca de la investigación actual sobre los aspectos diferenciales y comunes entre las psicosis esquizofrénicas y los trastornos afectivos.
Bajo el título común de La psicosis única, este libro presenta una selección de los principales escritos de Llopis (hasta ahora dispersos en revistas especializadas y libros colectivos), que por primera vez podrán ser fácilmente accesibles. El volumen supone una importante recuperación para la cultura científica de nuestro país.
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Este libro reúne tres textos esenciales para el desarrollo de la psicopatología en el siglo veinte. En ellos se discute la posibilidad de identificar diversas enfermedades mentales a partir de sus síntomas. Hoche, en «El significado de los complejos sintomáticos en psiquiatría» (1912) critica esa posibilidad, personalizada en la doctrina de Emil Kräpelin. Éste, en un texto que se ha convertido en clásico, «Las manifestaciones de la locura» (1920), revisa, desarrolla y matiza sus concepciones anteriores sobre el tema. Oswald Bumke, por último, en «La disolución de la demencia precoz» (1924), prosigue el debate y cuestiona la tesis nuclear del pensamiento kräpeliniano, al rechazar el concepto de esquizofrenia como entidad unitaria.
El libro se completa con el artículo «Kräpelin y la psiquiatría clínica actual» (1946), en el que el psiquiatra español José Miguel Sacristán analiza las cuestiones planteadas por los tres textos anteriores y sus consecuencias para el pensamiento psicopatológico de la época.
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La publicación, a partir de 1946, de las sucesivas ediciones de Psicopatología clínica fue como un foco de luz en la oscuridad creada por múltiples teorías y terminologías confusas. La precisión y claridad de la obra maestra de Kurt Schneider, su apoyo directo en la experiencia clínica, su concisión y su renuncia a lo accesorio la convirtieron en una síntesis ejemplar del pensamiento psicopatológico alemán. Esta nueva y rigurosa traducción del texto definitivo de Psicopatología clínica va precedida por la serie de prólogos redactados por Schneider para distintas ediciones, en los que puede apreciarse el cuidado con que revisó, a lo largo de veinte años, un libro hoy clásico. El amplio y minucioso «Comentario» redactado por Gerd Huber y Gisela Gross en el centenario del nacimiento de Schneider analiza las aportaciones del libro y las contrasta con las principales investigaciones posteriores. Un «Índice de materias» bilingüe, además de facilitar la consulta de la obra, ofrece las correspondencias entre la terminología psicopatológica española y alemana.
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Werner Janzarik, un clásico vivo del pensamiento psiquiátrico alemán, apoya esta obra en la idea de que uno de los grandes obstáculos que dificultan la comprensión de la psiquiatría es el olvido de la forma en que se ha desarrollado. El desprecio por la historia proporciona al especialista un falso sentimiento de originalidad, pero el conocimiento riguroso de la disciplina requiere una imagen clara del origen y la evolución de las grandes teorías psiquiátricas, pues la comprensión auténtica del presente sólo se da a la luz de la tradición.
En el presente libro Janzarik expone, desde la perspectiva de un clínico, una visión sintética del desarrollo de las ideas psiquiátricas en la cultura de lengua alemana. Esta imagen general se completa con dos textos monográficos que profundizan en las aportaciones de Jaspers, Kurt Schneider y la escuela de psicopatología que, como director de la Clínica de Heidelberg, el autor tuvo ocasión de conocer directamente. Como escribe Janzarik en su prólogo a esta edición española, «la recopilación de datos históricos que ofrece el presente texto sigue siendo de utilidad […] en su condición de informe sobre la situación en una época de ruptura, es en sí mismo un testimonio contemporáneo».